"Como madre primeriza me sentía sobrepasada, cansada, con dolores físicos y bastante sola. Conocía ya a María por el yoga para embarazadas y estaba deseando empezar las clases posparto. Necesitaba un lugar donde poder respirar fuera de la presión de la maternidad reciente, donde ser yo misma en esta nueva etapa.
Para mí, las clases fueron una de las mejores experiencias de esa época. Era como estar en un pozo y en cada sesión te echaban una cuerda: compartías miedos, frustraciones, dudas, sin juicio, con humor, con empatía. Retomé la conexión con mi cuerpo, con mi bebé, y también conmigo misma. Deje de pensar que no iba a volver a ser yo.
Gracias a este grupo, pasé de ser la becaria que no tiene ni idea a sentirme parte del equipo de madres que están sobreviviendo al primer año sin ser abrasadas en el intento.
Es de los mejores recuerdos que tengo de ese año. Si estás dudando, hazte un hueco: esa hora y pico a la semana para ti y tu bebé es un regalo.”
— María Martin Atucha, mamá de una niña, alumna de yoga posparto online